Después de 23 años de incansable búsqueda de justicia, Don Armando Pumarejo fina
Después de 23 años de incansable búsqueda de justicia, Don Armando Pumarejo finalmente vislumbra la posibilidad de esclarecer el asesinato de su hijo, Carlos Alberto Pumarejo Lopesierra. El trágico incidente ocurrió el 22 de junio de 2002 dentro del batallón La Popa, en Valledupar, en una época marcada por una peligrosa alianza entre paramilitares y los mandos de la guarnición del Ejército. El coronel Plubio Hernán Mejía, al mando en ese entonces, desató una ola de terror y violencia, fabricando falsos positivos para maquillar ejecuciones de inocentes como guerrilleros o paramilitares. Don Armando Pumarejo ha luchado incansablemente en busca de respuestas, tocando las puertas de la Procuraduría y la Fiscalía por más de dos décadas sin obtener resultados. Su persistencia lo llevó al proceso de la Justicia Especial de Paz (JEP), donde soldados han reconocido haber participado en el asesinato, aunque las verdades a medias aún prevalecen al no señalar directamente al coronel Mejía. Carlos Alberto, de 28 años, era un padre de familia trabajador y responsable que, después de cumplir su servicio militar, soñaba con unirse a la contraguerrilla del Ejército. Sin embargo, la violencia imperante en el país frenó sus aspiraciones, llevándolo a dedicarse al transporte en un taxi en Valledupar. Su trágica muerte lo dejó lejos de ver crecer a su pequeña hija y a las gemelas que esperaba su pareja. La valentía y determinación de Don Armando Pumarejo para buscar justicia, pese a los obstáculos y la impunidad, son un ejemplo de lucha incansable por la verdad y la memoria de su hijo. El caso de Carlos Alberto Pumarejo es uno más en la triste lista de víctimas de un oscuro capítulo de la historia colombiana que busca ser esclarecido.